domingo, 12 de mayo de 2013

LECTURAS BLOQUE II EL ORDEN QUE LOS RELIGIOSOS TIENEN EN ENSEÑAR A LOS INDIOS LA DOCTRINA, Y OTRAS COSAS DE POLICÍA CRISTIANA.



EL ORDEN QUE LOS RELIGIOSOS TIENEN EN ENSEÑAR A LOS INDIOS LA DOCTRINA, Y OTRAS COSAS DE POLICÍA CRISTIANA.
 
A los hijos de los indios se les enseña con mucha diferencia porque a los hijos de los principales que entre ellos eran y son como caballeros y personas nobles, se preocupaban de recogerlos en escuelas que para esto tienen hechas, adonde aprenden a leer y escribir, para el regimiento de sus pueblos y para el servicio de las iglesias, donde no conviene que sean instruidos los hijos de los labradores y gente plebeya, sino que solamente aprendan la doctrina cristiana y luego sigan los oficios y ejercicios de sus padres, para mantenerse a sí mismos y ayudar a su república.
 
Debido al descuido de algunos Religiosos no conservando la loable costumbre que tenían los indios de la Nueva España en tiempo de su infidelidad, han enseñado y habilitado a muchos hijos de labradores y gente baja, de tal manera que se han alzado a mayores y son ellos los que gobiernan en muchos pueblos y tienen supeditados y abatidos a los principales, los cuales antes que recibiesen la fe, eran sus señores absolutos.
 
Por esta causa no permiten que los hijos de los populares entren en las escuelas ni aprendan letras, sino sólo los hijos de los principales y por lo tanto cada día amaneciendo se juntan en los patios de las iglesias los niños hijos de la gente plebeya, que ellos llaman macehaules, y las niñas hijas de macehuales y principales, y en la mañana antes de la misa, los cuentan y buscan por sus barrios o tribus, según como estén repartidos y después de misa se reparten por el patio sentados en diversas turmas, conforme a lo que cada uno ha de aprender, a los principales se les enseña el Per Signum, a otros el Pater noster y a otros los Mandamientos, según su aprovechamiento los van examinando y van subiendo de grado en grado, y cuando ya saben toda la doctrina tienen cuidado de mandarlos a sus casas para que los varones ayuden a sus padres en la agricultura o en los oficios que tuvieren y las muchachas le hagan compañía a sus madres y aprendan los oficios de las mujeres para servirle a sus maridos.
Se les encomienda a los padres y madres que cada noche les hagan decir la doctrina y rezar las oraciones, que es lo que deben hacer los cristianos para que después no padezcan de nuevo y con el tiempo se les pida cuentas de ello.
Para congregar a los niños en cada barrio o en cada vecindad se instituye un viejo de los más ancianos que hay, el cual tiene el cargo de llamar y recoger a los del barrio y de llevarlos a la iglesia y ver por ellos y devolverlos a sus casas. A los viejos se les encomendaban estas tareas porque los muchachos les tenían más respeto y reverencia y ellos más autoridad para guardarlos y mirar por ellos.

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